Al parecer, el orden de nacimiento puede afectar a nuestra personalidad, comportamiento y visión del mundo, según los expertos.
La influencia del orden de nacimiento
Nuestra posición en la familia según el orden de nacimiento es considerado por algunos investigadores y psicólogos como una de las influencias más poderosas sobre la personalidad, junto con la genética, el género, el temperamento y los estilos de crianza.
Seguramente en más de una ocasión habrás oído decir que el hijo mayor tiende a ser más responsable, mientras que los niños que no tienen hermanos son mucho más propensos a ser egoístas y exigentes. ¿Son estas características estereotipos, o realmente es cierto que nuestro orden de nacimiento puede dar forma a nuestra personalidad?
La teoría de la influencia del orden de nacimiento en el comportamiento humano apareció por primera vez a finales de los años veinte de la mano del psicólogo Alfred Adler, amigo y colega de Sigmund Freud. Adler creía que el orden en el que nacemos dentro de la familia afecta intrínsecamente a nuestra personalidad. Posteriormente, otros teóricos como Frank Sulloway y Delroy Paulhus también escribieron sobre este tema.
A continuación te explicamos cómo serían los distintos tipos de personalidad según el orden de nacimiento.
El primogénito
Según Adler, el niño más mayor tiende a ser conservador, orientado al triunfo y predispuesto hacia el liderazgo. Debido a que suelen asumir la responsabilidad de sus hermanos menores, los primogénitos crecen para ser cariñosos, más dispuestos a convertirse en padres y más propensos a tomar la iniciativa.
Los primogénitos disfrutan de la presencia de sus padres en solitario, un privilegio que no poseerán los demás hermanos, lo que puede explicar por qué a veces actúan como mini-adultos. Los primogénitos suelen ser diligentes y quieren ser los mejores en todo lo que hacen. Sobresalen a la hora de ganar los corazones de sus mayores.
No es extraño que los hijos mayores tengan más cosas en común con otros hijos mayores que con sus propios hermanos. Sus padres pudieron volcar toda su atención en ellos mientras no había más hijos, por lo que tienden a ser mucho más cuidadosos, equilibrados y responsables que sus hermanos. Son como una especie de proyección de sus padres.
El problema de los hermanos mayores aparece cuando llega un hermano más pequeño a la familia, ya que pueden sufrir el síndrome del “rey destronado”, perdiendo su posición especial de ser el único niño de la casa. La atención de sus padres, que antes era sólo para ellos, ahora debe ser compartida con su hermano o hermana. Este sentimiento de pérdida puede dar lugar a una cierta propensión a presentar un carácter algo melancólico.
Como líder del grupo, los primogénitos a menudo tienden a ser:
- De confianza
- Concienzudos
- Seguros
- Estructurados
- Cautelosos
- Controladores
- Responsables
- Saben comportarse
El segundo o mediano
Puesto que el hermano o la hermana mayor es un «modelo a seguir», a menudo los medianos o segundos hijos se esfuerzan por superarle de alguna forma. Su ritmo de desarrollo es más rápido. Los hijos del medio en una familia tienden a ser ambiciosos, pero rara vez son egoístas. También son más propensos a establecer metas excesivamente altas para sí mismos. Esto aumenta el número de fracasos, sin embargo saben cómo hacer frente a las dificultades en la vida, y eso es lo que los hace más fuertes.
Por otro lado, los hijos medianos sienten que no reciben la cantidad de atención necesaria de parte de sus padres, por lo que tratan de compensar este déficit haciendo vínculos más fuertes con sus amigos.
Es por este motivo que los hijos medianos se caracterizan por tener un círculo de amigos muy fiel y cercano, al que sienten como si fuese parte de su propia familia. Dentro de este grupo de amigos, el mediano intenta captar la atención que no siempre siente por parte de su familia.
En general, los hermanos medianos tienden a poseer las siguientes características:
- Complacientes
- Algo rebeldes
- Se nutren de sus amistades
- Tienen un gran círculo social
- Pacificadores
- Cooperativos
- Flexibles
- Comprensivos
- Les cuesta poner límites
El último o pequeño
Por lo general, el hijo más pequeño recibe mucho cuidado y atención tanto de los padres como de sus hermanos mayores. Por eso pueden parecer los más mimados. Sin embargo, los nacidos últimos suelen estar muy motivados a superar a sus hermanos mayores.
A menudo logran un gran éxito y ganan reconocimiento en el campo que elijan. Se convierten en los atletas más rápidos, los mejores músicos o los artistas más talentosos. Los niños más pequeños de una familia tienden a ser muy sociables, aunque es probable que sean más irresponsables y frívolos que los mayores.
Los más pequeños tienden a ser los más libres de espíritu debido a la actitud cada vez más laissez-faire de sus padres hacia la crianza del segundo (tercero, cuarto, quinto…) hijo. Aquí los padres tienen ya mucha experiencia y confianza en ejercer su papel, por lo que tienden a ser menos exigentes y se muestran bastante más relajados, ya no se alarman tanto por las cosas innecesarias como lo hacían con el hijo mayor. Por ese motivo, los hijos terceros (o más) son mucho más libres, además al haber tenido menos responsabilidades (no hay más hermanos pequeños de quien ocuparse), tienden a generar un estilo de vida más creativo y relajado.
Así pues, el hecho de que los padres, por falta de tiempo o por experiencia, no estén tan pendientes de las acciones del pequeño, hace que éste disfrute de más libertad que sus hermanos, por lo que suele desarrollar una personalidad más independiente. Pero por otro lado, este hermano trata de llamar la atención constantemente a través de una personalidad simpática y carismática. Tampoco es extraño que sean los payasos de la clase y el alma de las fiestas. Son niños alegres y extrovertidos, pero tienden a aburrirse con facilidad y tienen mucho miedo al rechazo, además de una baja capacidad de atención. En consecuencia, los nacidos en último lugar suelen ser muy buenos manipuladores.
El pequeño de la familia tiende a ser:
- Amante de la diversión
- Sin complicaciones
- Manipuladores
- Extrovertidos
- Buscadores de atención
- Egocéntricos
- Sociables
- Autónomos
El hijo único
Sin ningún hermano con quien competir, el hijo único a menudo rivaliza con su padre. Al ser el centro de atención de sus progenitores, el pequeño se acostumbra a recibir todo el cuidado de los adultos, y espera los mismos mimos y protección por parte de todos los demás, y no sólo en la infancia, también en la edad adulta. Si los padres lo protegen en exceso, puede caer en dependencia y el egocentrismo.
Al crecer rodeado de adultos, generalmente es un niño más maduro que otros de su misma edad. También suele ser bastante perfeccionista, y tiende a alcanzar sus metas, pase lo que pase. Acostumbra a desarrollar más su intelecto, así como ciertas habilidades como el ingenio y la creatividad.
En muchos aspectos, el hijo único es muy similar al primogénito, pero lleva sus cualidades al extremo. Tiende a ser un líder, es conservador y organizado. También acostumbra a ser más difícil de manejar. Puede ser muy exigente e implacable, y odia admitir que está equivocado. Le cuesta aceptar las críticas.
Se caracteriza por los siguientes rasgos:
- Maduro para su edad
- Líder
- Perfeccionista
- Muy responsable
- Diligente
- Se siente más cómodo con adultos que con otros niños
Estudios realizados
La teoría dice que el orden en el que nacemos tiene un fuerte impacto en nuestra personalidad. Algunos afirman que también ocurre con el nivel de inteligencia, ya que Investigadores de la Universidad de Leipzig y la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz (Alemania) estudiaron a más de 20.000 adultos de los Estados Unidos, Reino Unido y Alemania. En este estudio compararon el nivel intelectual de hermanos dentro de las familias y el orden de su nacimiento.
Al parecer encontraron que los hermanos mayores generalmente muestran un mayor rendimiento en las pruebas de inteligencia. Sin embargo, los científicos no encontraron relación entre el orden de nacimiento y la estabilidad emocional o la imaginación.
Otro estudio proporcionó más pruebas de que el orden de nacimiento afecta a la personalidad. Los investigadores analizaron rasgos de personalidad de 377.000 estudiantes de secundaria en los Estados Unidos.
Lo que encontraron fue que los primogénitos generalmente tienden a ser más honestos y dominantes. Sin embargo, también son menos sociables y menos resistentes al estrés. Los hermanos medianos tienden a ser más conscientes y diligentes. Y es más probable que el hijo pequeño de una familia sea el más abierto y sociable. Los niños que no tienen hermanos suelen mostrarse más nerviosos en las relaciones interpersonales, pero también son bastante sociables.
Por otro lado, debemos remarcar que las investigaciones no tienen en cuenta factores sociales tan importantes como la educación, el bienestar de los padres y las relaciones dentro de una familia. Aunque el orden de nacimiento puede tener un cierto impacto en la personalidad o la inteligencia, no debemos olvidar que las relaciones entre padres e hijos y la crianza que reciben los niños en sus hogares, son factores mucho más importantes para moldear sus vidas como individuos.
https://www.psicoactiva.com/blog/personalidad-orden-nacimiento/