¡Cuántas veces habremos oído la expresión: “el amor no tiene límites”!
Si el amor no tuviera límites se podría justificar prácticamente todo, estaría por encima de los derechos humanos, la justicia y la ética. Pero los tiene, porque ser absolutamente incondicional en el amor, sintiéndose amparado/a en la quimera del llamado amor verdadero, promueve el sufrimiento, el desinterés por uno/a mismo/a y la renuncia al propio yo.
Debemos amar, pero debemos hacerlo con límites.
A continuación, te voy a hablar de algunos límites que es necesario recordar. ¡Continúa leyendo para conocerlos!
Ser para ti
Todo en esta vida tiene límites, y el amor también. Los límites vienen definidos por tu integridad, tu dignidad y también tu felicidad. Por ello, sabemos que el límite de lo aceptable se traspasa cuando tus anhelos y deseos pasan a un segundo plano, y entonces la vida comienza a convertirse en algo tan predecible como inseguro, es decir, cuando el «ser para la otra persona» te impide el «ser para ti».
Cuando ya te pasaste de la raya y estás en ese lado oscuro del amor, es probable que no solo quieras, sino que necesites regresar a lo que eras antes. Tal vez volver a la tranquilidad de una soledad bien llevada, y con la cual te sientes a gusto.
Otra expresión frecuente es “mejor solos que mal acompañados”.
Sobrepasar los límites de lo aceptable
Cuando establecemos las condiciones de un amor de pareja que es saludable, definimos una demarcación realista más que romántica, y es a partir de esta misma demarcación cuando una relación debe terminarse o bien transformarse.
¿Qué ocurre cuando se sobrepasan los límites de lo aceptable? Cuando esto pasa, la relación deja de ser saludable, pero no implica que el afecto tenga que disminuir necesariamente, sino que, a partir de ese punto, el amor por sí solo no justifica ni valida el vínculo afectivo y es necesario replantearse la situación.
Cuando se sobrepasan los límites del amor, la persona sufre costos psicológicos, morales, físicos y sociales.
Amar de forma sensata
En una relación de pareja constructiva y saludable, lo que en verdad interesa es la congruencia interpersonal, es decir, la persona a la cual amas le viene bien a tu vida y además concuerda con tus metas, intereses y necesidades, pero esto también sucede al revés, es decir, tú también eres la persona adecuada para la otra persona.
Es fundamental la existencia de una congruencia interpersonal en la relación.
Sin embargo, es a partir de ciertos límites que el amor propio comienza a tambalearse y cuando se llega a este punto, lo mejor es no seguir con la relación o cuanto menos empezar a replanteársela.
Existen muchas relaciones de pareja insanas en las que se cree que no existen límites.
Replantearse la situación no implica amar menos a la otra persona, sino amar de manera sensata. Es cierto que en muchas ocasiones no se tiene el poder de desenamorarnos a voluntad propia, pero siempre se puede dejar de magnificar el amor y alejarse de una relación afectiva que es destructiva.
Cuando se tiene una gran capacidad de reflexión y de autocontrol, se utiliza el sufrimiento para coger fuerzas y poner límites necesarios en una relación afectiva malsana y destructiva, y de esta forma llegar a decir: te amo, pero te dejo.
Cuando el amor pierde su sentido vital
El amor pierde su sentido vital, al menos, en tres situaciones:
Cuando no te quieren de la misma manera
Cuántas personas se encuentran en una relación insana, a sabiendas de que no son amadas, al menos, no de la misma manera. Esto debe cambiar: mendigar amor es la peor de las indigencias, porque lo que está en juego es algo muy grande: tu persona; y si la otra persona, la cual se encuentra en una situación de “ventaja”, acepta dar limosnas, realmente no te merece.
Cuando tu realización personal se ve obstaculizada
El psicólogo y humanista Abraham Maslow decía: «Un músico debe hacer música, un pintor debe pintar, un poeta debe escribir, si a final de cuentas quiere ser feliz. Lo que un hombre puede ser, debe serlo. A esta necesidad podemos llamarla autorrealización».
Tenía toda la razón, pues hoy en día sabemos que el desarrollo de las propias capacidades y fortalezas son necesarias para la salud mental de las personas. Por ello, el amor que se siente por otra persona no debería impedir la expansión satisfactoria de los talentos y capacidades personales.
La represión es enemiga de la felicidad.
Cuando se vulneran tus principios
Hay ciertos aspectos respecto a los cuales no se puede ceder por el simple hecho de que si se cede, se corre el grave de riesgo de traicionarse a uno/a mimo/a como persona.
Podemos decir que existe un acuerdo implícito en la mayoría de los pensadores sobre los valores y el hecho de que el límite de lo negociable es la dignidad personal, es decir, la opción de ser valorado, honrado y respetado.
La dignidad está relacionada con la autonomía y la autodeterminación de las personas.
Cuando la dignidad cede, se abre paso a la humillación, y esto es algo que ninguna persona debe permitir.
https://www.psicoactiva.com/blog/los-limites-del-amor-primero-yo/