LAS PERSONALIDADES SUMISAS

LAS PERSONALIDADES SUMISAS

PERSONAS SUMISAS Y DEPENDIENTES

CARACTERÍSTICAS DE LAS PERSONAS SUMISAS

Las personas sumisas han aprendido a dejar de lado sus necesidades y deseos, es decir, a priorizar lo de los demás sobre lo suyo propio. Son capaces de soportar situaciones de estrés, incluso de humillación o abusos que otras personas no soportarían (en el trabajo, familia, amigos, pareja…).

El sentido de de la vida de las personas sumisas es entregarse a los demás, llegando incluso a renunciar a lo personal con tal de hacer algo por alguien, por lo que llegan, a menudo, a renunciar a experiencias agradables. No buscan que les gratifiquen, si no que han aprendido a ser aceptadas y queridas por los otros y uno mismo a través del sacrificio y esfuerzo por mejorar la vida de los demás.

La persona con carácter sumiso padece, sufre y permanece subordinado a los otros sin poder salir de la situación en la que está.

Las personas sumisas no suelen pedir favores ni realizar grandes esfuerzos para lograr sus propias objetivos, por lo que es habitual que sólo se permitan las lamentaciones y las quejas. Son personas que parecen derrotadas y con mucha dificultad para el cambio.

La imagen que muestran es de sumisión y con mucha intención de agradar a los demás, pero a nivel inconsciente encontramos mucho enfado, mucha hostilidad, rencor y negativismo acumulados que no logran expresar fácilmente. Tienen mucho miedo a que estos sentimientos exploten, por lo que liberan toda esta rabia contenida de manera inconsciente, provocando al otro para que les agreda.


SUMISIÓN Y SENTIMIENTO DE CULPA

La culpa también está muy presente en las personas sumisas. Tienden a pensar que los problemas son culpa suya, incluso aquellos en los que no han tenido nada que ver. Si existe alguna situación en la que se busca al culpable, la persona con carácter masoquista se dará inmediatamente por aludida, aunque no sea el culpable directo.

En puntos extremos del carácter pueden llegar a deprimirse después de haber vivido experiencias positivas o que se sientan culpables por haberlas vivido si alguien de su alrededor tiene alguna problemática, no se ven con el derecho de. Por ello, tienden a fracasar en la consecución de sus propios objetivos, llegando a acumular muchísima frustración y más derrota.

Al mismo tiempo y de manera interna pueden haber profundos sentimientos de superioridad, pero no suelen ser competitivos ni ambiciosos. No les gusta ser el centro de atención, suelen negar todo tipo de reconocimiento, pero a la vez, se sienten profundamente ofendidos si su esfuerzo es ignorado.

A menudo las personas sumisas se dejan arrastrar a situaciones o relaciones con las que sufrirán e impedirán que los demás le presten ayuda. Les cuesta mucho dejarse cuidar y pedir ayuda y sus logros los considerarán gracia a la suerte o a la influencia externa.
Si quieres saber más sobre las personas que tienen problemas con el sentimiento de culpa, lée este artículo
Cómo vemos, la característica esencial y final de la sumisión es un comportamiento autodestructivo,que se mueve entre los pensamientos de no merecer nada positivo, de autodevaluación, y una gran inseguridad y miedo al abandono.

Viven con la creencia de que son inferiores y de que tienen el deber de ayudar a los demás y nunca llegan a priorizarse ya que si lo hacen sienten que no serán dignos de amor. Se ven como necesarios aunque no se haya recurrido a ellos en búsqueda de ayuda.

Llegados a este punto nos preguntamos cómo una persona puede llegar a desarrollar este tipo de carácter que va tan en contra de sí mismo. Sabemos hoy día de la importancia que tienen nuestros vínculos principales en infancia y el trato recibido por parte de ellos sobre nuestro desarrollo, además de las experiencias vividas a lo largo de toda nuestra vida.

En este tipo de personas sumisas solemos encontrar que han convivido con figuras ausentes y frías, irritadas y con un elevado nivel de frustración vital o también con figuras masoquistas, por lo que terminan desarrollando este tipo de carácter por identificación.

Los mensajes que recibimos sobre nosotros y sobre los otros también hará que se conforme nuestro carácter. Las personas sumisas han recibido mensajes confusos, donde el castigo, el dolor y el sufrimiento se han combinado con la sensación de protección y seguridad. Además, han aprendido que el único modo de conseguir amor y afecto es a través del sacrificio y el sufrimiento por el otro.

Y, ¿cómo puede una persona sumisa salir de esta conflictiva? El tratamiento psicológico es un buen recurso para ello, con acompañamiento terapéutico se pueden lograr muchos cambios que alivien el sufrimiento y hagan que la persona pueda disfrutar con mayor seguridad de sus vínculos y de su propia vida, llegando a poder satisfacer sus propias necesidades, disfrutar del placer y de la búsqueda de gratificaciones sin llegar a conectar con la culpabilidad, conocer qué es su responsabilidad y qué es responsabilidad del otro. Ayudar cuando realmente se nos necesita… disminuir la dependencia a los demás.

En definitiva, cambiar los mensajes sobre uno mismo y sobre los demás. Recibir amor no es sacrificio por el otro, es dar y recibir para crecer juntos.

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