Mitos sobre la depresión, que no debes hacer y como puedes ayudar

Mitos sobre la depresión, que no debes hacer y como puedes ayudar

LOS MITOS SOBRE LA DEPRESION QUE DEBES TENER EN CUENTA. Primera parte




Cuando hablamos de depresión, cada persona se hace una idea en la cabeza de qué es dicha enfermedad, y la gran mayoría piensa en una serie de mitos que no ayudan a las personas que sufren dicho trastorno. En este artículo repasaremos los mitos más comunes que giran en torno a la depresión e intentaremos desmitificarlos:
 

Mito de la depresión 1: Es solo tristeza.


Lo primero que se debe hacer es diferenciar la tristeza, que es un emoción normal, pasajera y temporal,  de la verdadera depresión. La tristeza es una respuesta que puede acompañar a uno o varios acontecimientos difíciles o traumáticos de la vida, a los recuerdos importantes del pasado, a los duelos, etc., pero como toda emoción, no permanece ni es constante, si bien es cierto que en el caso de un duelo puede alargarse en el tiempo, la persona puede seguir disfrutando poco a poco de acontecimientos que siempre le resultaron agradables, aunque ahora lo haga con añoranza. La depresión, en cambio, es una condición crónica. La persona deprimida siente una tristeza profunda que no se desvanece en el tiempo, y aunque puede ser la característica más marcada de un estado depresivo, viene acompañada de otros síntomas: vacío interior, rabia (sobre todo en niños y adolescentes), apatía, pérdida de interés por actividades que antes eran placenteras, sentimiento de inutilidad, etc. que afectan a todos o casi todos los ámbitos de su vida, provocando un deterioro social y/o laboral.
 

Mito 2: La persona deprimida debe solucionar su problema por sí misma

No son pocas las personas que creen que los problemas de carácter mental deben ser solucionados por uno mismo: “Cuando estás triste, tú mismo tienes que poner de tu parte por salir”, “yo también me sentí triste muchas veces pero lo superé”. Estas ideas presionan a la persona que sufre depresión, culpabilizándola de su trastorno.  A menudo, el enfermo siente que debe sufrir su problema en silencio por no encontrar el apoyo social que tanto se necesita en estos casos, y muchas veces evitando buscar una ayuda real, que incluye un entorno comprensivo y un buen profesional de la salud mental. Hay que recordar que al hablar de depresión nos estamos refiriendo a un trastorno mental que afecta a la persona en todos los ámbitos que la construyen, esto es, bi-psico-social (biológicamente, psicológicamente y en sociedad). La persona deprimida no quiere estar así, pero la fuerte sintomatología de la depresión le impide hacer algo por ella misma para salir. Es como si tuvieran una gran roca atada a su espalda que no la deja moverse, sin ayuda profesional, es difícil librarse de ella.


Mito 3: Las personas deprimidas se comportan así para conseguir atención

Ninguna persona cae en depresión para conseguir atención, si bien es cierto que, como cualquier enfermedad, se obtienen ciertos “bene­ficios secundarios” como cariño, atención, cuidados, etc. Seguramente nadie pensaría que una persona ha sufrido un cáncer con el fin de conseguir la atención de las personas cercanas, pues en las enfermedades mentales, esto es igual. Que muchas veces la mente no se manifieste en el cuerpo, no quiere decir que la enfermedad sea menos grave o menos real. La persona deprimida no deja su vida de lado para que la atiendan , sino que es la propia depresión la que le hace sentir una profunda tristeza que le impide continuar su vida. A nadie le gusta sentirse triste, sin fuerza o apático todo el día y durante meses. Posiblemente la persona enferma (ya sea por una gripe, un cáncer o una depresión) provoca en su entorno más cuidado y cariño, pero como es lógico éste no el objetivo principal de los enfermos.
 

Mito 4: Los intentos de suicidio son para llamar la atención.

Aunque ciertos intentos de suicidio son una forma de llamada, ninguna persona juega así con su vida si no le pasa algo realmente grave en su interior. El sufrimiento de la depresión puede llevar a deseos desesperados de acabar con la vida, o de recibir una ayuda urgente porque el dolor se vuelve insoportable. No hay que tomar estos intentos como una forma de manipulación, sino como un grito desesperado por parte del enfermo para que alguien le saque del pozo en el que se encuentra metido. Y pensándolo bien, si fuera por llamar la atención, las personas que rodean al paciente depresivo deberían plantearse por qué alguien necesita llegar a ese extremo para ser visto. Sea como fuere, los intentos de suicidio deben ser tratados por personas especializadas en el ámbito, y jamás deben pasarse por alto, si bien es cierto que hay que intentar no reforzar esta conducta (la atención, el apoyo y el cariño debe darse siempre, no solo después de un intento de suicidio).
 

Mito 5: La persona deprimida lo está para librarse de sus responsabilidades

En estos casos, la depresión es vista por el exterior como un intento de la persona por no cumplir con sus responsabilidades, no enfrentarse a retos o complicaciones de la vida diaria, no querer atender asuntos importantes o simplemente porque es un vago que no quiere levantarse de la cama ni hacer nada. Nada más lejos de la realidad. La depresión real es incapacitante. La persona ve disminuida su energía a causa de una fatiga constante, su falta de concentración, su capacidad de pensamiento y su interés por las cosas que antes le ilusionaban o asumía como retos, en definitiva, está sumida en un estado de inactividad no porque quiera librarse de hacer las cosas, sino porque no puede hacerlas debido a su estado mental. Nadie entra en depresión por tener un examen difícil, no querer realizar un trabajo o no querer acudir a un evento. Nadie está todo el día llorando en la cama o tiene pensamientos negativos e incluso suicidas por ser un vago.

En el siguiente artículo describiremos otros mitos y consejos de que realmente poder hacer con un familiar o amigo con depresión.

https://www.psicologiamadrid.es/blog/articulos/problemas-psicologicos/mitos-sobre-la-depresion-que-no-debes-hacer-y-como-puedes-ayudar