A pesar de lo que se cree, la inteligencia no está relacionada con nuestra capacidad para retener información.
Mucha gente cree que cuanto mayor memoria tenga, más inteligente es una persona. Y, para corroborarlo, pone como ejemplo a personajes de series y películas, protagonistas sumamente inteligentes y con una capacidad de memoria enorme. Pero esto podría no ser así.
La memoria es una función cerebral que hace que podamos codificar, guardar y recuperar datos. Esa información se almacena en distintos lugares según las diversas redes neuronales que tenemos y que se generan de la relación que establecen entre sí los 100 000 millones de neuronas que forman este órgano. Desde hace años se sabe que la capacidad memorística del ser humano es inmensa. Si lo comparamos con un ordenador, los expertos apuntan que nuestro cerebro puede almacenar hasta un petabyte de datos, es decir, 1.000.000.000.000.000 de bytes, lo que podría equivaler a toda la información que guarda internet.
De este modo, vincular capacidad memorística a inteligencia ha sido siempre habitual, pues era lógico asociar una mayor memoria con un mayor intelecto: si tenemos mucha memoria, podremos producir nueva información usando los datos que recibimos del exterior junto con los que ya tenemos almacenados en nuestro cerebro. Por tanto, a priori, parece razonable dicha asociación.
Paul Frankland y Blake Richards, investigadores de la Universidad de Toronto, han matizado esto y afirman que, lejos de lo que se pensaba, tener más memoria no indica que se es más inteligente. El informe, publicado en la revista Neuron, destaca que la memoria no tiene que almacenar cualquier información que nos llega, sino que debe hacer una selección y guardar solo aquella que considere importante. Las personas olvidadizas o despistadas serían, por tanto, más inteligentes, puesto que su cerebro pasa por alto cuestiones sin importancia para centrarse en lo relevante, que es lo que finalmente almacena; harían una selección correcta y útil de la información que reciben, y ello les serviría para tomar decisiones inteligentes. Eso es al menos lo que afirma Blake Richards, que además explica que la evolución es lo que ha permitido que el cerebro solo se centre en lo importante.
Por tanto, el intelecto no estaría tanto relacionado con la cantidad sino con la calidad de información que se memoriza, calidad que va determinada por la importancia de los propios datos.
Para demostrar sus afirmaciones, ambos investigadores realizaron distintos experimentos que les han permitido evidenciar como, conforme se crean nuevas células cerebrales en el hipocampo, se forman redes de conexión neuronal que van ocultando la información más antigua que tiene almacenada el cerebro. Por eso, con el paso del tiempo apenas recordamos algunas cosas. La información más antigua, aquella que no es importante, se sustituye por nuevos recuerdos o por datos importantes para que nuestro órgano cerebral evite pensamientos incongruentes o genere información contradictoria.
Así que ya sabes, si eres de los que va por el mundo distraído o desorientado, si no te das cuenta de lo que ocurre a tu alrededor (términos que, según la RAE, definen a las personas despistadas), no te preocupes. Eso significará que tu cerebro solo retiene aquello que considera importante y que, por tanto, eres más inteligente.
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