La aerofobia es uno de los temores más comunes y afecta a uno de cada seis adultos.
La aerofobia es uno de los temores más comunes: afecta a uno de cada seis adultos y los síntomas incluyen ansiedad, palpitaciones, sudoración, pensamientos negativos, preocupación, náuseas y dificultad para respirar.
Estos síntomas no se despiertan solo cuando la persona se sube a un avión, sino también frente a otros estímulos relacionados como hacer las maletas, comprar el billete o ir al aeropuerto, entre otras cosas.
Giulia de Benito, una psicóloga especializada en fobias del Instituto Centta, afirma que cualquier temor, irracional o de otro tipo, es el resultado de experiencias anteriores, propias o externas, u otro aprendizaje que haya desencadenado esa fobia específica. Por lo tanto, tendremos que lidiar con esto a través del trabajo de las emociones y volver a aprender a través de nuevas experiencias.
Cinco claves para afrontar el miedo a volar
- Tratamiento psicológico: La mejor manera de lidiar con tu miedo a volar es comenzar un tratamiento en el que un psicólogo/a profesional te ayudará a comprender la ansiedad y enfrentarte gradualmente a esta fobia. Una de las cosas que se realiza durante el tratamiento psicológico de una fobia es la aplicación de diversas técnicas, como la exposición. Exponernos progresivamente a las cosas que nos asustan nos va ayudando a acercarnos gradualmente a la fuente de ansiedad y miedo con más recursos y una sensación de que podremos enfrentarnos a ellos.
- Recursos de evitación: Se recomienda no ingerir sustancias. El uso de ansiolíticos solo se aconseja si ha sido recetado por un profesional.
- Anticipación: Pocas semanas antes de un viaje, la persona con aerofobia puede comenzar a sentirse ansiosa y anticipar todas las cosas que pueden salir mal. Este temor anticipatorio puede afectar el desempeño de las actividades diarias y causarle insomnio, irritabilidad, despistes, etc. Comparte tus preocupaciones y enfréntalas con técnicas de relajación.
- La hiperalerta: Cuando esperas que suceda algo malo, es fácil interpretar cada señal como premonitoria de algo terrible. Toda la atención se presta a los síntomas de ansiedad y pensamientos negativos. En cambio, podemos anticipar y crear una red de seguridad y distracción: buscar unos buenos pasatiempos durante el viaje, usar ropa cómoda, volar acompañado, confiar en la tripulación, etc.
- Un problema secundario: A veces el miedo a volar se debe a problemas mayores como la agorafobia (con o sin ataques de pánico) o el miedo a las alturas. Por lo tanto, la terapia debe centrarse en el tratamiento de estos problemas. En cualquier caso, un profesional puede ayudarte a definir exactamente qué está sucediendo y recomendarte la terapia adecuada.
Evitar subirse al avión prolonga el miedo a volar, así que pide una cita lo antes posible para disfrutar al máximo de tus vacaciones.
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